Tuesday, February 21, 2006

No aclares que oscurece

Igual aclaro aunque no haga falta, tal vez no debería, quizás no le importa a nadie.
Mis relatos “Vamos al Gym” sobre el agua mineral en la pileta o éste último sobre el “Viaje de ida” son pequeños cuentos. Alguien pudo pensar que eran ciertos, para otros era obvio que no, la cuestión es que me gustó inventarlos, escribirlos y por eso los publiqué, de eso se trata el blog, no?.
Asi pués, leyendo los comentarios de mis posts y pensandolo un poco, sentí algo de vergüenza por no declarar el carácter de cuento en éste santuario de confesiones verdaderas. (Qué desdichado soy!, me siento como Silas en el Código Da Vinci).
Seguiré escribiendo, pero ya saben, la fantasía y la realidad se entrelazan en la plaza de las emociones, valga la aclaración entonces.

Thursday, February 16, 2006

Viaje de ida

Con menos onda que bandera de chapa, hoy a la mañana, un pasajero que viajaba conmigo en el transporte para ir de mi casa a mi segunda casa (leáse oficina lamentablemente), me exacerbó con un secante flaco cerrá la ventana. Lógica locura la mía, en la cafetera nos cagábamos de calor y así corre un poco de aire acá adentro recibió como respuesta. Una mano de traje gris topo se estiraba sobre mi hombro y pretendía empujar la ventanilla. Pará viejo que hacés. Lo siento, soy alérgico al viento. Yo no tengo la culpa. No puedo respirar bien, cerrala por favor.
Una mujer, muy acalorada, se solidarizó con Señor, si las cerramos nos morimos. Qué buena que estaba esa mina pensé, le agradecí el gesto con un gracias y al tipo, ud es el único que no siente calor en este infierno.
La mina o la mujer con mas respeto, me miró, yo la miré, nos sonreimos. Deberíamos ir en taxi con aire acondicionado. Ay si. ¿Vas a Plaza de Mayo?. Si, hasta Diagonal y San Martin, ¿vos?. Yo voy muy cerca, ¿compartimos el taxi?. Intercambiamos preguntas y deseos, y luego intercambiamos sexo en un telo de San Telmo.
En algún lugar de Buenos Aires, el hombre de traje gris llegó a su casa, muerto de calor y desesperado por pegarse un baño. Su mina, la mujer acalorada, abre la puerta y bueno, la verdad que estuvo muy bien el tipo de hoy. Cuánto más fácil es para vos curtirte al que vos elegís, mañana te toca actuar a vos pero no seas tan grosera al cerrar la ventanilla como la última vez. No me retes, traete una cerveza y relajate, tengo cosas nuevas que aprendí hoy y quiero enseñarte.

Tuesday, February 07, 2006

Mi ciudad ahora

Son las 16.30 hs, tarde de Febrero, Buenos Aires con cielo despejado, temperatura agradable, viento suave y los lapachos y los palos borrachos comienzan a adornar la ciudad con sus flores rosadas.
Me encanta mi ciudad, deberían verla en Octubre cuando el jacarandá la decora de color violeta. Los ejemplares de la antiquísima plaza San Martín de Retiro son deslumbrantes y con la diversidad de especies, formaron una obra de arte de la naturaleza. El pintoresco ejército de los granaderos de San Martin la embellece con su custodia.
Los plátanos del barrio de Palermo alcanzan tanta altura como para trepar por las ramas y saludar cara a cara al vecino sorprendido en el balcón del décimo piso.
Nuestro aristocrático barrio de la Recoleta nos cachetea con su orgullo de tener en su paseo a dos de los árboles mas fotografiados por los turistas, me refiero al gomero y al ombú frente a la colonial e inconquistable iglesia Del Pilar.
Los jardines del Rosedal aguardan impacientes la transformación de los fresnos dorados hasta que el tiempo lo decida.
Tilos de sombra fresca y perfumados, te sedan como el azahar hasta cerrar los ojos y no te permiten leer ese libro de Cortazar que llevaste a la plaza Las Heras.
La yerba del mate socializa a unos chicos y entre mateada y mateada, la tarde ya no es tarde.
Algún día, mi humilde roble que por ahora lentamente se estremece en una pequeña maceta, será adulto y revelará la pasión del rojo carmesí en una tarde pero de otoño.

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